La Ragua: un coloso a más de 2.000 metros de altitud

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El Puerto de La Ragua, por su vertiente de Cherín, es uno de esos ascensos que se cuecen a fuego lento. Desde que se toma el desvío en la A-337, a las afueras de este pequeño núcleo alpujarreño, arranca una subida constante que se alarga más de 25 kilómetros hasta superar los 2.000 metros de altitud. No es un puerto agresivo, pero sí exigente por su duración, su altitud final y la exposición al viento en su parte superior.

La subida recorre la vertiente suroriental de Sierra Nevada, en pleno límite entre las provincias de Granada y Almería. Durante el primer tramo, el paisaje árido y despejado permite vistas amplias sobre el valle, hasta que tras pasar Laroles, el entorno cambia: aparecen los pinares, el trazado se encajona, y la sensación de altitud empieza a pesar.

LA RAGUA, PUERTO LARGO Y CONSTANTE

A medida que se avanza, el puerto gana en belleza. Su pendiente rara vez supera el 7–8 %, pero al ser tan continuo, el esfuerzo va acumulándose. Es una subida ideal para quien disfruta de los puertos largos, sin sobresaltos, pero con la satisfacción que da conquistar una cima real.

El alto de La Ragua ha sido protagonista en la Vuelta a España, y su inclusión no es casual: es uno de los pocos pasos asfaltados que cruzan Sierra Nevada de sur a norte, uniendo La Alpujarra con el altiplano de Guadix. Históricamente, fue usado como vía de paso entre comarcas, y hoy da acceso a una pequeña estación de esquí nórdico en invierno.

Al coronar, la sensación es clara: se ha subido un gran puerto. No por sus rampas, sino por su aislamiento y su altura. La llegada al área recreativa del puerto, rodeada de pinos y con amplias vistas hacia ambas vertientes, marca un final sobrio pero memorable para una de las ascensiones más elegantes y constantes del sureste peninsular.

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